LECTURA 4
Las pseudociencias
Las pseudociencias pueden tener un
tratamiento científico de sus procedimientos, por ejemplo, la numerología y la
astrología hacen uso de correlaciones y cálculos matemáticos, y razonamientos lógicos,
que son herramientas científicas. Lo que falla es que los postulados de donde
parten estas deducciones son irracionales, dogmáticos, y no se produce un
estudio crítico para contrastarlos a través de sus consecuencias con la realidad.
Es decir, falta el control interno
que da su poder inmenso a la ciencia: la facultad de desechar una teoría cuando
no se ajusta a la única verdad, que es la realidad.
No necesariamente el cuerpo de conocimientos que forman las pseudociencias deben ser totalmente falsos: elementos que en una época formaron parte de pseudociencias, como el hipnotismo o ciertos medicamentos o procedimientos curativos, han sido incorporados en la ciencia. Pero cuando lo fueron, fue porque se contrastó experimentalmente el fenómeno con la realidad, y resultó “aprobado” en el examen. Pero no significa que al ser incorporado en la ciencia ortodoxa, se haya validado a la pseudociencia de donde salió, ni que las explicaciones que acompañaban al fenómeno en la pseudociencia (muchas veces místicas, generalmente banales) sean validadas también. La aceptación de que la acupuntura en ciertos casos ayuda a los pacientes, no significa aceptar la teoría del yin y el yang, ni la comprobación de la realidad del hipnotismo, aceptar la teoría del magnetismo animal (o “mesmerismo”).
Algunas ciencias actuales
comenzaron como pseudociencias, y a veces
cambiaron de nombre en el proceso: por ejemplo, la astrología es el
remoto origen de la astronomía, y la alquimia de la química. Cuando se produjo la
separación, algunos practicantes quedaron sin evolucionar, por eso existe la
astrología, y hay algunos que siguen practicando la alquimia. En otros casos,
la pseudociencia se transformó lentamente en una ciencia sin marcar una
transición brusca, como la medicina. De hecho, la medicina no ha completado
totalmente la transformación, porque aún hay una gran parte de ella que se usa
“porque funciona”, sin que se sepa parcial o totalmente por qué. Esto facilita
la existencia de “medicinas paralelas” o “alternativas”, cultivadas aún por
médicos formados en la medicina “oficial” o alopática. Esta es la causa de que en algunas disciplinas científicas
hay personas que están cometiendo inintencionadamente hechos que, si fueran
intencionados, serían pura y simplemente considerados fraudes científicos.
Una característica de las ciencias,
en contraposición con las pseudociencias, tiene que ver con la actitud de los
científicos y los pseudocientíficos. Los científicos están siempre dispuestos a
revisar sus teorías, cuando aparecen signos de que algo no funciona en ellas.
Es cierto que también intentarán defender sus ideas frente a dichos indicios
contrarios, pero lo harán racionalmente, y si los indicios persisten, estarán
dispuestos a aceptar que la teoría debe ser modificada o rechazada,
reemplazándola por otra mejor. Esto es más cierto aún en la actualidad, puesto
que las diversas revoluciones científicas, como la teoría de la relatividad o
la cuántica mostraron que la física clásica anterior debía desplazarse, justo
cuando estaba en el máximo de su gloria. En cambio, los pseudocientíficos se consideran
“dueños de la verdad”. No aceptan revisar sus ideas, ni la posibilidad
de estar equivocados.
La teoría está
siempre por encima
de la experiencia. Esta diferencia de actitud es
crucial e independiente del método usado.
Revista Iberoamericana de Polímeros Volumen 6(3),Octubre de 2005 Schulz Las
Pseudociencias p. 238
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