miércoles, 3 de febrero de 2016

LECTURA 4

LECTURA 4
 
Las pseudociencias

Las pseudociencias pueden tener un tratamiento científico de sus procedimientos, por ejemplo, la numerología y la astrología hacen uso de correlaciones y cálculos matemáticos, y razonamientos lógicos, que son herramientas científicas. Lo que falla es que los postulados de donde parten estas deducciones son irracionales, dogmáticos, y no se produce un estudio crítico para contrastarlos a través de sus consecuencias con la realidad.

Es decir, falta el control interno que da su poder inmenso a la ciencia: la facultad de desechar una teoría cuando no se ajusta a la única verdad, que es la  realidad.




No necesariamente el cuerpo de conocimientos que forman las pseudociencias deben ser totalmente falsos: elementos que en una época formaron parte de pseudociencias, como el hipnotismo o ciertos medicamentos o procedimientos curativos, han sido incorporados en la ciencia. Pero cuando lo fueron, fue porque se contrastó experimentalmente el fenómeno con la realidad, y resultó “aprobado” en el examen. Pero no significa que al ser incorporado en la ciencia ortodoxa, se haya validado a la pseudociencia de donde salió, ni que las explicaciones que acompañaban al fenómeno en la pseudociencia (muchas veces místicas, generalmente banales) sean validadas también. La aceptación de que la acupuntura en ciertos casos ayuda a los pacientes, no significa aceptar la teoría del yin y el yang, ni la comprobación de la realidad del hipnotismo, aceptar la  teoría del magnetismo animal (o “mesmerismo”).

Algunas ciencias actuales comenzaron como pseudociencias, y a veces  cambiaron de nombre en el proceso: por ejemplo, la astrología es el remoto origen de la astronomía, y la alquimia de la química. Cuando se produjo la separación, algunos practicantes quedaron sin evolucionar, por eso existe la astrología, y hay algunos que siguen practicando la alquimia. En otros casos, la pseudociencia se transformó lentamente en una ciencia sin marcar una transición brusca, como la medicina. De hecho, la medicina no ha completado totalmente la transformación, porque aún hay una gran parte de ella que se usa “porque funciona”, sin que se sepa parcial o totalmente por qué. Esto facilita la existencia de “medicinas paralelas” o “alternativas”, cultivadas aún por médicos formados en la medicina “oficial” o alopática. Esta es la causa de que en algunas disciplinas científicas hay personas que están cometiendo inintencionadamente hechos que, si fueran intencionados, serían pura y simplemente considerados fraudes científicos.

Una característica de las ciencias, en contraposición con las pseudociencias, tiene que ver con la actitud de los científicos y los pseudocientíficos. Los científicos están siempre dispuestos a revisar sus teorías, cuando aparecen signos de que algo no funciona en ellas. Es cierto que también intentarán defender sus ideas frente a dichos indicios contrarios, pero lo harán racionalmente, y si los indicios persisten, estarán dispuestos a aceptar que la teoría debe ser modificada o rechazada, reemplazándola por otra mejor. Esto es más cierto aún en la actualidad, puesto que las diversas revoluciones científicas, como la teoría de la relatividad o la cuántica mostraron que la física clásica anterior debía desplazarse, justo cuando estaba en el máximo de su gloria. En cambio, los pseudocientíficos se consideran “dueños de la verdad”. No aceptan revisar sus ideas, ni la posibilidad  de  estar  equivocados.  La  teoría  está  siempre  por  encima  de     la experiencia. Esta diferencia de actitud es crucial e independiente del método usado.

Revista Iberoamericana de Polímeros Volumen 6(3),Octubre de 2005 Schulz Las
Pseudociencias  p. 238


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