viernes, 26 de enero de 2018

PROYECTO DE LECTURA SEMANA 2: ETICA Y VALORES HUMANOS Y CÁTEDRA DE LA PAZ


SEMANA 2 PROYECTO DE LECTURA

RAZONAMIENTO INDUCTIVO, INTELIGENCIA Y APRENDIZAJE
Mª Teresa Sanz de Acedo Baquedano / Mª Luisa Sanz de Acedo Lizarraga*

La capacidad para razonar siempre se ha considerado como una característica intrínseca y exclusiva del ser humano, como uno de los mecanismos cognitivos básicos. ¿Qué es eso que llamamos razonamiento? Es un conjunto de procesos mentales mediante los cuales hacemos inferencias y las incorporamos a nuestros conocimientos. Según la filosofía tradicional existen dos métodos para inferir la nueva información y enriquecer el conocimiento: el deductivo y el inductivo. Se dice, no de manera muy acertada, que la deducción va de lo general a lo particular, mientras que la inducción tiene una dirección opuesta. Las premisas y las conclusiones constituyen el argumento. La inferencia se deriva de las premisas, las cuales conducen a la conclusión, un juicio cuya información no está contenida en las premisas, sobre todo cuando se trabaja con el método inductivo. Los resultados de la deducción siempre son válidos, ya que siguen las reglas establecidas por la lógica. Los de la inducción, pueden ser, o no, verdaderos; sus hipótesis tienen que probarse o refutarse con otros significados, pues se fundamentan en las experiencias y en las creencias personales. La diferencia clave entre deducción e inducción es que la primera se mueve en el mundo de las verdades necesarias y la segunda, en el de las verdades probables.
¿En qué consiste el razonamiento inductivo? En 1938 Thurstone entendió la inducción como la derivación de una regla, principio o conclusión de los ejemplos observados y como la predicción de acontecimientos a partir de la evidencia recogida (Figura 1). La validez de la inducción es cuestión de grado, depende del apoyo empírico que aportan las premisas para alcanzar la conclusión. La probabilidad total nunca puede verificarse porque no existe garantía de que después de un número X de observaciones la conclusión sea más precisa, dado que se desconoce el tamaño máximo del universo al que pertenece el hecho sometido a observación. Siempre puede aparecer un caso concreto que no se ajuste a lo expresado en las premisas. Un problema que plantea la inducción es el de su justificación. Este problema se centra en determinar por qué se consideran válidos los juicios sobre casos desconocidos. Una solución a esta dificultad consiste en aceptar que su validez se fundamenta en la ley de uniformidad de la naturaleza, por la que puede suponerse que el futuro será semejante al pasado. Sin embargo, la naturaleza es uniforme en algunos aspectos y en otros es variable. Por ejemplo, a veces es posible generalizar con muy pocas observaciones mientras que en otras ocasiones se requiere un número elevado de las mismas.



El razonamiento inductivo es una forma de conocimiento esencial en la vida personal, social y laboral: muchos de nuestros problemas los resolvemos por procedimientos inductivos. Pero es un modo de adquirir información con unas características que lo hacen singular y problemático a la vez. Singular, porque sus conclusiones siempre hacen referencia a la realidad, y problemático, porque esas conclusiones siempre son provisionales. Las inferencias inductivas están formadas por proposiciones empíricas que versan sobre acontecimientos pasados y futuros. Con ellas aventuramos lo que ha sucedido y puede suceder, lo que acontecerá será similar a lo que ha acontecido. En esta extrapolación de unas observaciones a otras se basan la mayoría de nuestras creencias y conocimientos; por esto puede generalizarse diciendo que la inducción es el origen principal del conocimiento. Ya queda dicho que la inducción proporciona verdades probables, es decir, pueden no serlo. El hecho de que su valor de verdad pueda cambiar en cualquier momento y, por tanto, perderse con cierta facilidad, hace que del mismo modo se ganen otras muchas verdades. Esta característica de probabilidad se relaciona con otra que también es importante: una conclusión, del mismo modo que puede debilitarse con datos o hechos ulteriores, también puede fortalecerse con otros. Un argumento inductivo crece en solidez a medida que añadimos proposiciones que lo apoyen. Este cambio en la calidad de una conclusión inductiva no ocurre en una deductiva. Un argumento deductivo no cambia su validez cuando se añaden más proposiciones: si una conclusión es vá- lida no deja de serlo, ni lo será, porque incorporemos más premisas al argumento. Las verdades lógicas, una vez establecidas, son inmutables, al menos en ese mundo formal. Según Klauer (1998), el razonamiento inductivo permite descubrir atributos o relaciones entre objetos y todas sus modalidades suponen la práctica de la comparación cimentada en semejanzas y diferencias.

A partir de lo leído cada alumno:















No hay comentarios.:

Publicar un comentario