SEMANA 2 PROYECTO DE LECTURA
RAZONAMIENTO INDUCTIVO,
INTELIGENCIA Y APRENDIZAJE
Mª Teresa Sanz de Acedo Baquedano
/ Mª Luisa Sanz de Acedo Lizarraga*
La capacidad para razonar siempre
se ha considerado como una característica intrínseca y exclusiva del ser
humano, como uno de los mecanismos cognitivos básicos. ¿Qué es eso que llamamos
razonamiento? Es un conjunto de procesos mentales mediante los cuales hacemos
inferencias y las incorporamos a nuestros conocimientos. Según la filosofía tradicional
existen dos métodos para inferir la nueva información y enriquecer el
conocimiento: el deductivo y el inductivo. Se dice, no de manera muy acertada,
que la deducción va de lo general a lo particular, mientras que la inducción
tiene una dirección opuesta. Las premisas y las conclusiones constituyen el
argumento. La inferencia se deriva de las premisas, las cuales conducen a la
conclusión, un juicio cuya información no está contenida en las premisas, sobre
todo cuando se trabaja con el método inductivo. Los resultados de la deducción
siempre son válidos, ya que siguen las reglas establecidas por la lógica. Los
de la inducción, pueden ser, o no, verdaderos; sus hipótesis tienen que
probarse o refutarse con otros significados, pues se fundamentan en las
experiencias y en las creencias personales. La diferencia clave entre deducción
e inducción es que la primera se mueve en el mundo de las verdades necesarias y
la segunda, en el de las verdades probables.
¿En qué consiste el razonamiento
inductivo? En 1938 Thurstone entendió la inducción como la derivación de una
regla, principio o conclusión de los ejemplos observados y como la predicción
de acontecimientos a partir de la evidencia recogida (Figura 1). La validez de
la inducción es cuestión de grado, depende del apoyo empírico que aportan las
premisas para alcanzar la conclusión. La probabilidad total nunca puede
verificarse porque no existe garantía de que después de un número X de
observaciones la conclusión sea más precisa, dado que se desconoce el tamaño
máximo del universo al que pertenece el hecho sometido a observación. Siempre
puede aparecer un caso concreto que no se ajuste a lo expresado en las
premisas. Un problema que plantea la inducción es el de su justificación. Este
problema se centra en determinar por qué se consideran válidos los juicios
sobre casos desconocidos. Una solución a esta dificultad consiste en aceptar
que su validez se fundamenta en la ley de uniformidad de la naturaleza, por la
que puede suponerse que el futuro será semejante al pasado. Sin embargo, la
naturaleza es uniforme en algunos aspectos y en otros es variable. Por ejemplo,
a veces es posible generalizar con muy pocas observaciones mientras que en
otras ocasiones se requiere un número elevado de las mismas.
El razonamiento inductivo es una
forma de conocimiento esencial en la vida personal, social y laboral: muchos de
nuestros problemas los resolvemos por procedimientos inductivos. Pero es un
modo de adquirir información con unas características que lo hacen singular y
problemático a la vez. Singular, porque sus conclusiones siempre hacen
referencia a la realidad, y problemático, porque esas conclusiones siempre son
provisionales. Las inferencias inductivas están formadas por proposiciones
empíricas que versan sobre acontecimientos pasados y futuros. Con ellas
aventuramos lo que ha sucedido y puede suceder, lo que acontecerá será similar
a lo que ha acontecido. En esta extrapolación de unas observaciones a otras se
basan la mayoría de nuestras creencias y conocimientos; por esto puede
generalizarse diciendo que la inducción es el origen principal del
conocimiento. Ya queda dicho que la inducción proporciona verdades probables,
es decir, pueden no serlo. El hecho de que su valor de verdad pueda cambiar en
cualquier momento y, por tanto, perderse con cierta facilidad, hace que del
mismo modo se ganen otras muchas verdades. Esta característica de probabilidad
se relaciona con otra que también es importante: una conclusión, del mismo modo
que puede debilitarse con datos o hechos ulteriores, también puede fortalecerse
con otros. Un argumento inductivo crece en solidez a medida que añadimos
proposiciones que lo apoyen. Este cambio en la calidad de una conclusión
inductiva no ocurre en una deductiva. Un argumento deductivo no cambia su
validez cuando se añaden más proposiciones: si una conclusión es vá- lida no
deja de serlo, ni lo será, porque incorporemos más premisas al argumento. Las
verdades lógicas, una vez establecidas, son inmutables, al menos en ese mundo
formal. Según Klauer (1998), el razonamiento inductivo permite descubrir
atributos o relaciones entre objetos y todas sus modalidades suponen la
práctica de la comparación cimentada en semejanzas y diferencias.
A partir de lo leído cada alumno:
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