martes, 3 de octubre de 2017

LECTURA 2

LECTURA 2

ÉTICA Y MORAL

[...] a diferencia de otros seres, vivos o inanimados, los hombres podemos inventar y elegir en parte nuestra forma de vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno, es decir, conveniente para nosotros, frente a lo que nos parece malo e inconveniente. Y como podemos inventar y elegir; podemos equivocarnos, que es algo que a los  castores, las abejas y las termitas no suele pasarles. De modo que parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procurar un cierto saber vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir, o arte de vivir si prefieres, es a lo que llaman ética.

Fernando Savater


El vocablo «ética» proviene del griego ethos, que significa modo de ser, costumbre, carácter, hábito. La ética es una rama de la Filosofía, ya que se ocupa de pensar de manera filosófica Sobre la moral, los problemas y los juicios morales. De ahí que a la ética también se le conozca como filosofía moral. La moral, palabra derivada del  latín mos, mors, significa lo mismo que el vocablo ethos: modos de ser, costumbre,  carácter. Si ambos vocablos, ética y moral, tienen el mismo significado etimológico, ¿son sinónimos?; ¿estudian lo mismo? La respuesta es no. Veamos en qué consiste la diferencia:

La ética tiene un carácter más amplio; se ocupa fundamentalmente de proporcionar las líneas generales de una teoría normativa que ayude a resolver problemas humanos universales acerca de lo que es justo o debería hacerse. La ética busca descubrir, clarificar y comprender las relaciones que se establecen entre el actuar humano, los valores y las normas morales que se gestan y desarrollan en la vida social.

La moral es el conjunto de normas que regulan la conducta del ser humano en función de valores que están histórica y culturalmente determinados. La moral, entendida como «buena costumbre», se conforma con los diversos modelos sociales de comportamiento, que funcionan como patrones de buena conducta   y   sirven   para   valorar    el
comportamiento de las personas. La «moral»» hace referencia a las «formas de vida», que en conjunto reflejan las ideas compartidas acerca de los valores y del sentido de  las cosas.

La ética nos ilustra acerca del porqué de la conducta moral; los problemas que estudia son aquellos que se suscitan todos los días, en la vida cotidiana, en la vida escolar, en la actividad profesional, etc. Problemas como: ¿qué comportamiento es bueno y cuál malo?, ¿se es libre para realizar tal o cual acción?, ¿quién nos obliga a realizar esta acción?; entre estas dos acciones, ¿cuál se debe elegir?, etc. Podemos apreciar, entonces, que la ética se relaciona directamente con la actividad humana, en tanto actividad regida por principios que hemos de denominar valores morales. En el fondo, la ética no es más que una filosofía teórica, la teoría sobre lo que está bien o mal.

La moral es el objeto o tema de estudio de la ética. Pero como la moral tiene un  carácter humano y social, entonces concluiremos que la ética es la disciplina filosófica que estudia el comportamiento moral del hombre en sociedad.

Ilustremos esta diferencia con un ejemplo vivencial. Éticamente (en teoría) está mal  visto ayudar a un paciente a morir. Sin embargo, moralmente (en la práctica), dependiendo de su educación, de sus creencias y su grado de cercanía con el paciente, una persona podría estar de acuerdo con lo que dicta la ética o podría hacer  lo contrario, es decir, podría moralmente, y si piensa que es lo correcto, ayudar a un paciente a tener una muerte digna.

Para estudiar y reflexionar sobre la moral, la ética realiza una investigación filosófica sobre el comportamiento moral de las personas; para ello, parte de la descripción de la vida cotidiana, con lo cual entramos en el campo de la ética descriptiva. Posteriormente, emprenderá la tarea de criticar y reformular las normas morales vigentes en la vida cotidiana  en función de  principios  éticos  racionales,  constituyéndose  así  como ética
prescriptiva o normativa. Será la meta ética, como rama de la ética, la encargada de efectuar una reflexión crítica más profunda sobre esos principios, tras lo cual podrá ofrecer normas, valores y principios morales concretos que sirvan para orientar nuestra conducta en la vida cotidiana, papel de la ética aplicada.

Veamos a detalle la caracterización de la ética descriptiva y prescriptiva y el papel de la moral como actividad normativa.

a)  La ética descriptiva o empírica se orienta a describirlos diversos fenómenos de la vida moral para explicarlos y elaborar una teoría general de la conducta humana. Uno de los aspectos que más enfatiza es el relacionado con el proceso de moralización o de transmisión de normas morales, cuyo análisis ha permitido a la ¿tica descriptiva concluir que nuestro comportamiento es producto de un proceso de socialización que nos «modela» con las normas, los valores y los principios morales dominantes de nuestra cultura, y que aquellos que se resisten a seguir las normas impuestas por el uso y la costumbre se arriesgan al aislamiento social y a numerosos obstáculos en la vida.

Sin embargo, no sólo la cultura nos determina; podemos decidir sobre la forma  de vida a la que aspiramos, y podemos también con nuestro comportamiento moral transformar la cultura. Conocer quiénes son los agentes socializadores, qué nos transmiten y para qué permiten que la ética descriptiva nos ayude a decidir qué normas morales merecen ser obedecidas y cuáles ignoradas o sustituidas para poder construir una vida buena.

b)  La ética normativa o prescriptiva tiene como objetivo fundamental servir de guía para tomar nuestras decisiones, y de orientación para los juicios que realicemos en función de acciones en situaciones particulares. En este sentido, la ética normativa tiene dos orientaciones: teleológica y deontológica.

1.      Ética de fines o teleológica: identifica las aspiraciones de las personas y los objetos hacia los cuales debería tender la conducta humana, pero si no se cumplen los objetivos no se considera que la persona sea poco ética. Acepta mediciones entre lo bueno y lo malo, que pueden variar de acuerdo con la situación o la interpretación cultural en que se den; no hay acciones buenas o malas a priori, y aquí el valor moral de una acción tiene que ver con la elección humana en situaciones concretas. Las características principales de la ética de fines o teleológica son el fundamentarse en la libertad de elegir y la responsabilidad; en que hay una sensibilidad predominante y los valores son universales, trascendentes al individuo, a la familia y a la nación. Los valores éticos tienen que ser despertados, pues son endógenos, vienen de dentro del individuo, y una vez despertados, las reglas morales ya no son necesarias. Sus efectos son la tolerancia a sí mismo y hacia el otro, la armonía, la alegría, la confianza, el surgimiento de personalidades libres, tolerantes y pacíficas.

2.      Ética de intenciones o deontológica: tiene que ver con la ética del deber, y su característica principal es el estar fundamentada en la razón y el deber, en la obediencia ciega a la ley y en la relación directa que guarda con el derecho. Se basa en el bienestar social y clasifica todos los comportamientos como acertados
o errados; ni las consecuencias ni las circunstancias cuentan o pesan sobre la moralidad de las acciones, y su rigidez puede llevar a la negación de sus propios valores, como en el caso de las «guerras justas» que libran hoy algunas naciones, o la pena de mutilación por robar, que impera en los países islámicos.

En la ética deontológica, las normas y los valores establecidos están limitados a un grupo, sociedad o nación que ejerce la represión y cuyos métodos pedagógicos son el cultivo del miedo al castigo y a la policía, el adoctrinamiento por la razón y la sugestión. Aquí, las crisis existenciales y el sufrimiento son vistos como castigo divino. Los jóvenes aprenden por coacción o imposición, y sus valores vienen de fuera, sin ser vividos, sin realmente sentirlos, por lo que para preservar el equilibrio y la seguridad social se necesitan reglas morales y éticas. Los efectos de este tipo de ética dan por descontado el desarrollo de personalidades rígidas, intolerantes y perseguidoras, problemas nerviosos, tristeza-tensión, depresión, culpa, desconfianza, miedo e inseguridad, que son sus manifestaciones más comunes; quizás ello explique muchos de los fenómenos que hoy en día se extienden por las ciudades: pandillerismo, chavos banda, alcoholismo, drogadicción, sida, segregacionismo, desesperanza y suicidios, entre otros.

La moral como actividad normativa

Si consideramos que la moral comprende toda acción realizada por cualquier sujeto, orientada por criterios llamados valores morales, entonces puede afirmarse que por sus consecuencias sociales la moral puede ser juzgada a partir de estos criterios o valores morales, que pueden ser convertidos o no en máximas o normas morales para orientar en el futuro las acciones individuales y colectivas. De la dimensión normativa de la moral se desprenden los deberes que se imponen al sujeto ya los grupos sociales. Por ello toda norma está justificada por determinados valores, y funda, a la vez, un deber. Sin embargo, aunque los valores son parte de la moral, también son parte importante  de la ideología de una sociedad, y precisamente por ser un conjunto de elementos simbólicos que contribuyen a estructurar y reproducir históricamente la vida y las relaciones sociales, en ellos radican la legitimidad y la importancia del valor de los valores.

En cada comunidad, incluso en la tripulación de un barco pirata, hay acciones obligadas y acciones prohibidas, acciones loables y acciones reprobables. Un pirata tiene que mostrar valor en el combate y justicia en el reparto del botín; si no lo hace así no es un 'buen' pirata. Cuando un hombre pertenece a una comunidad más grande, el alcance  de sus obligaciones y prohibiciones se hace más grande: siempre hay un código al cual se ha de ajustar bajo pena de deshonra pública.

Bertrand Russell, Sociedad humana: ética y política.


El razonamiento moral culmina con la formulación de principios éticos. El juicio moral se pronuncia sobre la presencia (o ausencia) de un principio ético, en una situación o comportamiento concreto. Los principios morales se entienden como direcciones del valor. Por ejemplo, «ama a tu prójimo como a ti mismo», es decir, lo que quieras para ti, hazlo a los demás. Los principios éticos orientan y dirigen al sujeto, mientras que la norma establece el contenido del comportamiento (mientras que el principio dirige las actitudes). Las normas morales son necesarias para discernir lo que está bien y lo que está mal. Desde el punto de vista moral, se entiende por norma la obligación del valor moral. Toda persona necesita conocer los límites precisos de respeto a las normas,  para lo cual se sirve de mediaciones (valores morales) que puedan aplicarse al comportamiento concreto. En conclusión, por su carácter normativo, la moral debe definirse como el código de buena conducta dictado por la experiencia de la hu- manidad, para servir como patrón uniforme de la conducta de los individuos y los grupos. La conducta ética incluye atenerse a los códigos morales de la sociedad en que vivimos.

Carácter histórico de la ética y la moral

Las sociedades aprenden no solamente técnicamente sino moralmente.

Jürgen Habermas


El proceso histórico que ha llevado al hombre de vivir en casernas a vivir en sociedad ha sido largo y turbulento y ha estado marcado por la moral dominante y los condicionamientos políticos y económicos de cada comunidad social.

No podemos negar que somos herederos de una rica tradición cultural que, pasando  por la Grecia clásica, las culturas prehispánicas, el Medioevo europeo, la Nueva España, el Siglo de las Luces, la Revolución industrial, hasta las modernas y tecnificadas naciones, nos ha dejado formas de ver y estar en el mundo influidas por las tradiciones, las leyes, la cultura y los valores predominantes de cada sociedad en cada momento histórico. Ejemplo de ello son los cambios en la escala de valores que en la historia de las sociedades ha definido lo que es ser un varón: de la fuerza bruta requerida para vencer a la inhóspita naturaleza y conquistar a los vecinos más débiles, a la astucia para sobrevivir en las    intrigantes
cortes imperiales, hasta llegar al individuo competitivo y ambicioso que necesita la moderna sociedad tecnológica.

Desde esta perspectiva, cada comunidad o saciedad, de acuerdo con su historia, construye y comparte los valores que rigen su existencia y definen lo que es aceptable o no dentro del marco de esa comunidad y en ese determinado momento histórico. Adolfo Sánchez Vázquez señala: si «por moral entendemos un conjunto de normas y reglas de acción destinadas a regular las relaciones de  los  individuos  en  una  comunidad   social
dada, el significado, función y validez de ellas no pueden dejar de variar históricamente en las diferentes sociedades».

Así como unas sociedades suceden a otras, así también las morales concretas se suceden y desplazan unas a otras. Es por ello que podemos hablar de la moral de la antigüedad, de la moral esclavista, feudal, de la moral burguesa, etc. La moral es unhecho histórico y, por tanto, la ética la considera como un aspecto de la realidad humana que cambia con el tiempo. La moral es histórica porque es el modo de comportarse del hombre, que se caracteriza por estar haciéndose en la historia en el plano material, práctico y espiritual.

Independientemente del juicio que se haga en relación con la moral de la humanidad,  es necesario evitar el optimismo y pesimismo exagerados. No es cierto que el pasado fue mejor, ni tampoco es cierto que sólo lo moderno tenga valor. En todo caso el progreso moral, tanto individual como colectivo, suele manifestarse en función de estas dos cualidades, por lo menos:

1.      En el plano intelectual, a través de la tolerancia (respeto a las ideas de otros).

2.      En la línea de la voluntad, mediante la tendencia a la unidad (es decir, a la solidaridad y cohesión entre los diferentes estratos o miembros de una sociedad).

Al mismo tiempo que se da el desarrollo histórico del hombre en su vida social, en sus hábitos de vida y en la formación de las distintas sociedades en las cuales se  desarrolla, podemos observar que a ello corresponde la existencia de manera sucesiva de diferentes tipos de morales, que han ido evolucionando en sus principios y normas, desde la forma de concebir lo bueno y lo malo, lo obligatorio y lo no obligatorio, lo justo y lo injusto, hasta lo perfecto y lo imperfecto.

La moralidad no es algo estático, ya que se va encarnando en las sucesivas épocas históricas y en las diferentes sociedades, es decir, evoluciona gracias a la acción de los reformadores morales (personas que ejercen influencia sobre la sociedad, movimientos culturales reivindicativos, nuevas ideas religiosas, descubrimientos científicos que cuestionan conceptos tenidos por verdaderos con anterioridad, grupos sociales que luchan por la conquista de nuevos derechos, etcétera).

Los artistas suelen ser un colectivo que cuestiona con frecuencia las normas morales vigentes en un modelo social. Y entre ellos, los cantantes y los grupos musicales se han distinguido especialmente por luchar contra las costumbres sociales y contra algunas normas morales que son defendidas 1ior la población más conservadora o, al menos, no tan innovadora como ellos.


2 comentarios:

  1. comprar la voluntad
    yo pienso que si tenemos voluntad tenemos todo, y le ponemos ganas
    a todo lo que hacemos en nuestra vida diaria nos va ir muy bien en todo lo que hacemos debemos ponerle voluntad a ser buenas personas para la sociedad.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. santiago toro garcia
      parami la voluntad es algo mque nos nace y que estamos propuestos a hacer y nos ayuda a decidir entre el bien
      o elmal

      Borrar