LECTURA 2
ÉTICA Y MORAL
[...] a diferencia de otros seres, vivos o inanimados, los hombres
podemos inventar y elegir en parte nuestra forma de vida. Podemos optar por lo
que nos parece bueno, es decir, conveniente para nosotros, frente a lo que nos
parece malo e inconveniente. Y como podemos inventar y elegir; podemos
equivocarnos, que es algo que a los
castores, las abejas y las termitas no suele pasarles. De modo que
parece prudente fijarnos bien en lo que hacemos y procurar un cierto saber
vivir que nos permita acertar. A ese saber vivir, o arte de vivir si prefieres,
es a lo que llaman ética.
Fernando Savater
El vocablo «ética» proviene del griego ethos,
que significa modo de ser, costumbre,
carácter, hábito. La ética es una rama de la Filosofía, ya que se ocupa de
pensar de manera filosófica Sobre la moral, los problemas y los juicios
morales. De ahí que a la ética también se le conozca como filosofía moral. La moral,
palabra derivada del latín mos, mors, significa lo
mismo que el vocablo ethos: modos de ser, costumbre, carácter.
Si ambos vocablos,
ética y moral,
tienen el mismo significado etimológico, ¿son sinónimos?; ¿estudian
lo mismo? La respuesta es no. Veamos en qué consiste la diferencia:

La ética tiene
un carácter más amplio; se ocupa fundamentalmente de proporcionar las líneas
generales de una teoría normativa que ayude a resolver problemas humanos
universales acerca de lo que es justo o debería hacerse. La
ética busca descubrir, clarificar y
comprender las relaciones que se establecen entre el actuar humano, los valores
y las normas morales que se gestan y desarrollan en la vida
social.
La moral es el conjunto de normas que
regulan la conducta del ser humano en función de valores que están histórica y
culturalmente determinados. La moral, entendida como «buena costumbre», se conforma con los diversos modelos sociales de
comportamiento, que funcionan como patrones de buena conducta y
sirven para valorar
el
comportamiento
de las personas. La «moral»» hace referencia a las «formas de vida», que en
conjunto reflejan las ideas compartidas acerca de los valores y del sentido
de las
cosas.
La ética nos
ilustra acerca del porqué de la conducta moral; los problemas que estudia son
aquellos que se suscitan todos los días, en la vida cotidiana, en la vida
escolar, en la actividad profesional, etc. Problemas como: ¿qué comportamiento
es bueno y cuál malo?, ¿se es libre para realizar tal o cual acción?, ¿quién
nos obliga a realizar esta acción?; entre estas dos acciones, ¿cuál se debe
elegir?, etc. Podemos apreciar, entonces, que la ética se relaciona
directamente con la actividad humana, en tanto actividad regida por principios
que hemos de denominar valores morales. En el fondo, la ética no es más que una
filosofía teórica, la teoría sobre lo que está bien o mal.
La moral es el
objeto o tema de estudio de la ética. Pero como la moral tiene un carácter humano y social, entonces
concluiremos que la ética es la
disciplina filosófica que estudia el comportamiento moral del hombre en sociedad.
Ilustremos
esta diferencia con un ejemplo vivencial. Éticamente (en teoría) está mal visto ayudar a un paciente a morir. Sin
embargo, moralmente (en la práctica), dependiendo de su educación, de sus
creencias y su grado de cercanía con el paciente, una persona podría estar de
acuerdo con lo que dicta la ética o podría hacer lo contrario, es decir, podría moralmente, y
si piensa que es lo correcto, ayudar a un paciente a tener una muerte digna.
Para estudiar
y reflexionar sobre la moral, la ética realiza una investigación filosófica
sobre el comportamiento moral de las personas; para ello, parte de la
descripción de la vida cotidiana, con lo cual entramos en el campo de la ética
descriptiva. Posteriormente, emprenderá la tarea de criticar y reformular las
normas morales vigentes en la vida cotidiana
en función de principios éticos
racionales, constituyéndose así
como ética
prescriptiva o
normativa. Será la meta ética, como rama de la ética, la encargada de efectuar
una reflexión crítica más profunda sobre esos principios, tras lo cual podrá
ofrecer normas, valores y principios morales concretos que sirvan para orientar
nuestra conducta en la vida cotidiana, papel de la ética aplicada.
Veamos a
detalle la caracterización de la ética descriptiva y prescriptiva y el papel de
la moral como actividad normativa.
a)
La ética descriptiva o empírica se orienta a
describirlos diversos fenómenos de la vida moral para explicarlos y elaborar
una teoría general de la conducta humana. Uno de los aspectos que más enfatiza
es el relacionado con el proceso de moralización o de transmisión de normas
morales, cuyo análisis ha permitido a la ¿tica descriptiva concluir que nuestro
comportamiento es producto de un proceso de socialización que nos «modela» con
las normas, los valores y los principios morales dominantes de nuestra cultura,
y que aquellos que se resisten a seguir las normas impuestas por el uso y la
costumbre se arriesgan al aislamiento social y a numerosos obstáculos en la vida.
Sin embargo,
no sólo la cultura nos determina; podemos decidir sobre la forma de vida a la que aspiramos, y podemos también
con nuestro comportamiento moral transformar la cultura. Conocer quiénes son
los agentes socializadores, qué nos transmiten y para qué permiten que la ética
descriptiva nos ayude a decidir qué normas morales merecen ser obedecidas y
cuáles ignoradas o sustituidas para poder construir una vida buena.
b) La ética normativa o
prescriptiva tiene como objetivo fundamental servir de guía para tomar nuestras
decisiones, y de orientación para los juicios que realicemos en función de
acciones en situaciones particulares. En este sentido, la ética normativa tiene
dos orientaciones: teleológica y deontológica.
1.
Ética de fines o teleológica: identifica las aspiraciones de las
personas y los objetos hacia los cuales debería tender la conducta humana, pero
si no se cumplen los objetivos no se considera que la persona sea poco ética.
Acepta mediciones entre lo bueno y lo malo, que pueden variar de acuerdo con la
situación o la interpretación cultural en que se den; no hay acciones buenas o
malas a priori, y aquí el valor moral de una acción tiene que ver con la
elección humana en situaciones concretas. Las características principales de la
ética de fines o teleológica son el fundamentarse en la libertad de elegir y la
responsabilidad; en que hay una sensibilidad predominante y los valores son
universales, trascendentes al individuo, a la familia y a la nación. Los
valores éticos tienen que ser despertados, pues son endógenos, vienen de dentro
del individuo, y una vez despertados, las reglas morales ya no son necesarias.
Sus efectos son la tolerancia a sí mismo y hacia el otro, la armonía, la
alegría, la confianza, el surgimiento de personalidades libres, tolerantes y pacíficas.
2.
Ética de intenciones o deontológica: tiene que ver con la ética del
deber, y su característica principal es el estar fundamentada en la razón y el
deber, en la obediencia ciega a la ley y en la relación directa que guarda con
el derecho. Se basa en el bienestar social y clasifica todos los comportamientos
como acertados
o errados; ni
las consecuencias ni las circunstancias cuentan o pesan sobre la moralidad de
las acciones, y su rigidez puede llevar a la negación de sus propios valores,
como en el caso de las «guerras justas» que libran hoy algunas naciones, o la
pena de mutilación por robar, que impera en los países islámicos.

En la ética deontológica, las
normas y los valores establecidos están limitados a un grupo, sociedad o nación
que ejerce la represión y cuyos métodos pedagógicos son el cultivo del miedo al
castigo y a la policía, el adoctrinamiento por la razón y la sugestión. Aquí,
las crisis existenciales y el sufrimiento son vistos como castigo divino. Los
jóvenes aprenden por coacción o imposición, y sus valores vienen de fuera, sin
ser vividos, sin realmente sentirlos, por lo que para preservar el equilibrio y
la seguridad social se necesitan reglas morales y éticas. Los efectos de este
tipo de ética dan por descontado el desarrollo de personalidades rígidas,
intolerantes y perseguidoras, problemas nerviosos, tristeza-tensión, depresión,
culpa, desconfianza, miedo e inseguridad, que son sus manifestaciones más
comunes; quizás ello explique muchos de los fenómenos que hoy en día se
extienden por las ciudades: pandillerismo, chavos banda, alcoholismo,
drogadicción, sida, segregacionismo, desesperanza y suicidios, entre otros.
La moral como
actividad normativa
Si
consideramos que la moral comprende toda acción realizada por cualquier sujeto,
orientada por criterios llamados valores morales, entonces puede afirmarse que
por sus consecuencias sociales la moral puede ser juzgada a partir de estos
criterios o valores morales, que pueden ser convertidos o no en máximas o
normas morales para orientar en el futuro las acciones individuales y
colectivas. De la dimensión normativa de la moral se desprenden los deberes que
se imponen al sujeto ya los grupos sociales. Por ello toda norma está
justificada por determinados valores, y funda, a la vez, un deber. Sin embargo,
aunque los valores son parte de la moral, también son parte importante de la ideología de una sociedad, y precisamente
por ser un conjunto de elementos simbólicos que contribuyen a estructurar y
reproducir históricamente la vida y las relaciones sociales, en ellos radican
la legitimidad y la importancia del valor de los valores.
En cada comunidad, incluso en la tripulación de un barco pirata, hay
acciones obligadas y acciones prohibidas, acciones loables y acciones
reprobables. Un pirata tiene que mostrar valor en el combate y justicia en el
reparto del botín; si no lo hace así no es un 'buen' pirata. Cuando un hombre
pertenece a una comunidad más grande, el alcance de sus obligaciones y prohibiciones se hace
más grande: siempre hay un código al cual se ha de ajustar bajo pena de
deshonra pública.
Bertrand Russell, Sociedad humana: ética y política.
El
razonamiento moral culmina con la
formulación de principios éticos. El
juicio
moral se pronuncia sobre la presencia (o ausencia) de un principio ético,
en una situación o comportamiento concreto. Los principios morales se entienden
como direcciones del valor. Por ejemplo, «ama a tu prójimo como a ti mismo», es
decir, lo que quieras para ti, hazlo a los demás. Los principios éticos
orientan y dirigen al sujeto, mientras que la norma
establece
el
contenido
del
comportamiento
(mientras
que
el
principio
dirige
las
actitudes). Las normas morales son necesarias
para discernir lo que está bien y lo que está mal. Desde el punto de vista
moral, se entiende por norma la obligación del valor moral. Toda persona
necesita conocer los límites precisos de respeto a las normas, para lo cual se sirve de mediaciones (valores
morales) que puedan aplicarse al comportamiento concreto.
En conclusión, por su carácter normativo, la
moral debe definirse como el código de buena conducta dictado por
la experiencia de la hu- manidad, para servir como patrón uniforme de la
conducta de los individuos y los grupos. La
conducta ética incluye atenerse a los códigos morales de la
sociedad en que
vivimos.
Carácter histórico de la ética y la moral
Las sociedades aprenden no solamente técnicamente sino moralmente.
Jürgen Habermas
El proceso
histórico que ha llevado al hombre de vivir en casernas a vivir en sociedad ha
sido largo y turbulento y ha estado marcado por la moral dominante y los
condicionamientos políticos y económicos de cada comunidad social.
No podemos
negar que somos herederos de una rica tradición cultural que, pasando por la Grecia clásica, las culturas
prehispánicas, el Medioevo europeo, la Nueva España, el Siglo de las Luces, la
Revolución industrial, hasta las modernas y tecnificadas naciones, nos ha
dejado formas de ver y estar en el mundo influidas por las tradiciones, las
leyes, la cultura y los valores predominantes de cada sociedad en cada momento
histórico. Ejemplo de ello son los cambios en la escala de valores que en la
historia de las sociedades ha definido lo que es ser un varón: de la fuerza
bruta requerida para vencer a la inhóspita naturaleza y conquistar a los
vecinos más débiles, a la astucia para sobrevivir en las intrigantes
cortes
imperiales, hasta llegar al individuo competitivo y ambicioso que necesita la
moderna sociedad tecnológica.
Desde esta
perspectiva, cada comunidad o saciedad, de acuerdo con su historia, construye y
comparte los valores que rigen su existencia y definen lo que es aceptable o no
dentro del marco de esa comunidad y en ese determinado momento histórico.
Adolfo Sánchez Vázquez señala: si «por
moral entendemos un conjunto de normas y reglas de acción destinadas a regular
las relaciones de los individuos
en una comunidad
social
dada, el significado, función y validez de ellas no pueden dejar de
variar históricamente en las diferentes sociedades».
Así como unas
sociedades suceden a otras, así también las morales concretas se suceden y
desplazan unas a otras. Es por ello que podemos hablar de la moral de la
antigüedad, de la moral esclavista, feudal, de la moral burguesa, etc. La moral
es unhecho histórico y, por
tanto, la ética la considera como un aspecto de la realidad humana que cambia
con el tiempo. La moral es histórica porque es el modo de comportarse del
hombre, que se caracteriza por estar haciéndose en la historia en el plano
material, práctico y espiritual.

Independientemente
del juicio que se haga en relación con la moral de la humanidad, es necesario evitar el optimismo y pesimismo
exagerados. No es cierto que el pasado fue mejor, ni tampoco es cierto que sólo
lo moderno tenga valor. En todo caso el progreso moral, tanto individual como
colectivo, suele manifestarse en función de estas dos cualidades, por lo
menos:
1.
En el plano intelectual, a través de la tolerancia (respeto a las ideas
de otros).
2.
En la línea de la voluntad, mediante la tendencia a la unidad (es decir,
a la solidaridad y cohesión entre los diferentes estratos o miembros de una
sociedad).
Al mismo
tiempo que se da el desarrollo histórico del hombre en su vida social, en sus
hábitos de vida y en la formación de las distintas sociedades en las cuales
se desarrolla, podemos observar que a
ello corresponde la existencia de manera sucesiva de diferentes tipos de
morales, que han ido evolucionando en sus principios y normas, desde la forma
de concebir lo bueno y lo malo, lo obligatorio y lo no obligatorio, lo justo y
lo injusto, hasta lo perfecto y lo imperfecto.
La moralidad
no es algo estático, ya que se va encarnando en las sucesivas épocas históricas
y en las diferentes sociedades, es decir, evoluciona gracias a la acción de los
reformadores morales (personas que ejercen influencia sobre la sociedad,
movimientos culturales reivindicativos, nuevas ideas religiosas,
descubrimientos científicos que cuestionan conceptos tenidos por verdaderos con
anterioridad, grupos sociales que luchan por la conquista de nuevos derechos, etcétera).
Los artistas
suelen ser un colectivo que cuestiona con frecuencia las normas morales
vigentes en un modelo social. Y entre ellos, los cantantes y los grupos
musicales se han distinguido especialmente por luchar contra las costumbres
sociales y contra algunas normas morales que son defendidas 1ior la población
más conservadora o, al menos, no tan innovadora como ellos.